Tu niña, tu historia…

Fue un día de mucho, el estrés parecía un virus, por el que estábamos todos infectados... Ya era muy tarde; ¿Hace cuánto nos conocíamos ya? Unos cuatro meses.
“Adorablemente desagradable” era mi descripción para ti... Siempre tu antipatía para todo el mundo, ¿cuánto disfrutabas el ser tan desagradable? . Pero tu sonrisa a mí me decía todo lo contrario... tu sonrisa y tus ojos, a pesar de las 9.000 ironías diarias entre nosotros y las muchas discusiones, cada vez que la angustia parecía apoderarse de mí, buscaba tus ojos, por entre medio de todo lo que nos separaba, a veces corrías en mi auxilio... y eras tierno o me hacías reír con alguna afilada ironía y cuando no podías, me sonreías cálidamente, mientras me refugiabas en tus ojos... y la tormenta en mi se calmaba.
Ese día el mundo se me había derrumbado encima. ¿Cuántas veces lo hablamos? Y tú siempre me decías, pásalo bien, pero no te enamores, cuando uno deja de lado los sentimientos, la vida se hace más fácil. Pero yo, siempre porfiada tu niña malcriada.
Y de pronto de la nada tu invitación... un par de copas a la salida; más de un par, mucho más que un par.
Y tu historia y tus miedos y mi historia y mi dolor... y mil quinientas vueltas al asunto... a todos los asuntos. De pronto de lejos una vieja canción, tú mayor que yo la conocías y el alcohol en nuestra sangre.
-Te dedico esta canción... cantando a coro con la música.
“Una niña, una historia eres tú
quizás no te esperaba ya más
y tus manos, entre mis manos”
Y tomaste mis manos con una calidez irreconocibles, en ti; mientras seguías cantándome y de pronto tu voz, como un desgarrador grito silencioso.
-Sálvame, niña... -y tu beso.
Si tarde o temprano iba a pasar y yo lo sabía, pero no lo imagine así...
Y me abrasaste tan fuerte que sentí tu desolación.
-¿Qué te salve de qué?
-Del frío, del vacío... sólo tus ojos derriten mi hielo. Y no sé si es bueno o malo... pero es inevitable.
Así empezó “lo nuestro", me encantaba verte rodeado de muros en el trabajo, tan inaccesible para todos y saber que yo tenía la llave... para llegar a tu desgarradora ternura, a tus ojos cómplices, a tus sonrisas y tu sinceridad. Saber que el niño asustado que se escondía detrás de ese hombre fuerte y distante, era sólo para mi y nadie más.
Fui feliz, muy feliz contigo y aprendí mucho de ti. Pero nunca fue real y todas las ilusiones se mueren, así súbitamente.
Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer, la inquietud me acompaño toda la mañana sin saber porque... No quisiste decirlo antes, y te lo agradezco, hubiera sido anticipar el dolor.
Entraste en mi oficina y cerraste la puerta tras de ti (nunca dejabas la puerta cerrada)... tus ojos no me sonrieron.
-¿Qué pasa?
-Ven y abrázame, mi niña
-¿pasa algo malo?
-Abrázame- y otra vez sentí tu desolación, como la primera vez que me abrazaste.
-Me voy fuera del país, por trabajo... mañana
-¿Qué?... Pero...- me aleje de ti, no podía entender nada.
Con un dedo en mis labios me hiciste callar (sin explicaciones, ese era nuestro juego)
-Respóndeme sólo dos preguntas, primera: ¿hay algo que pueda hacer, este desagradable, para convencerte de que te vayas conmigo?
-No y lo sabes- baje la mirada y tú sólo asentiste...
-Segunda: - Tu voz se hizo dulcemente grave-¿Me amas tanto cómo te amo yo a ti?
Y toda nuestra historia juntos, en 1 segundo, paso por mi cabeza... Nunca nos dijimos un “te amo”, nunca nos llamamos amor (yo era “tu niña” y tu mi “Vicho”)... Y ahora hacía falta, más falta que nunca.
-Si, te amo, mucho.
-Te amo, mi niña.
Y tu beso, el último... como el primero, desesperado.
Y te fuiste, nunca volví a verte. Sólo una llamada, un mes después (hace cinco años) Justo en medio del vacío de tu ausencia...
-Hola, mi niña
-¿Vicente?
-¿Cómo estas?
-Con mucho trabajo ¿y tú?
-También- Mi silencio y el tuyo, tratando de decir lo que nuestras bocas no dirían nunca.
-¿Eres feliz?- Tú voz rompiendo el silencio
-Estoy bien- ¿Cómo decirte que la felicidad se había ido contigo... aunque sabía que tarde o temprano, la encontraría en otro lugar- ¿y tú?
-Bien- Y tu voz sonó como la mía -No me olvides nunca, que yo no voy a hacerlo, amor.
-No te preocupes, te recuerdo todos los días.
-Te amo, mi niña... aunque se suponía que no iba a ser así.
-Yo también te amo, Vichito.
-Chao, cuídate.
-Chau, bebé.
¿Porqué recuerdo esto hoy? ¿Porqué lo escribo?...
Primero porque hoy en mi nuevo trabajo, escuche esa canción... “una niña, una historia eres tú...” y por par de segundos, se detuvo mi mundo y toda nuestra historia paso frente a mis ojos.
Dos: Sé que vas a leerlo y quiero que sepas que aún te recuerdo, que siempre he guardado este amor, como un tesoro... por que nunca fui tan feliz, como lo fui contigo.
2 Comments:
who are you??
Tarde o temprano, lo iba a leer... tarde o temprano debía comprender que era "mi niña, nuestra historia"
Nunca, nunca te he olvidado, nunca voy a hacerlo.
"Deja que yo respire de ti, la luna
como el hombre que juega y que tiene fortuna...
Y el momento de estar junto a ti,
no llega.
Cada gesto y cosa que das eso eres tú...
Una niña una historia eres tú
quizas no te esperaba ya más
y tus manos entre mis manos"
Como olvidar, tus manos entre mis manos... tú eres mi único tesoro, mi concepto de felicidad, en mis recuerdos.
Tu Vichito...
Publicar un comentario
<< Home