Renato*.*
Para Mi amigo, mi sangre...
No pude sujetar dos lagrimas mudas
que corrieron rápidas por mis mejillas,
te busque con mis ojos borrosos
y te encontre lejos y sólo,
como muchas otras veces.
Recorde tus palabras:
"Se nos muere la Blanca"
Y mi mente me recordo que
ya se nos había muerto
a ti y a mí, a todos...
El duelo en el corazón, primo...
La vida me enseño a leer entre tus líneas
y casí pude escuchar,
tu dolorosa conversación con esa Blanca
de nuestra niñez,
esa Blanca que nos malcríaba, que nos retaba,
que nos acariciaba en la cabeza.
me pregunte si el viento de este lugar
te había llevado al mismo sitio que a mí:
A la niñez en esa casa, a la uva del parrón,
al gato en el pasillo, al té interminable,
al tejido que abrigaba nuestros inviernos.
al papel mojado en el techo.
Te ví serío e impasible,
frío y distante a lo lejos, con tu cigarrillo...
pero en tus ojos pude ver al niño
llorando en su regazo.
Envidie tu fortaleza, pero la memoria
me dijo que tu dolor,
era muy parecido al mío.
En nuestras retinas ella sigue siendo
toda la niñez, toda una vida...
"Se nos murío la Blanca primo,
y hoy ya somos adultos,
al menos al viejo Jorge, pudimos llorarlo.
Eramos niños, hoy debemos entenderlo...
No lloras tú, no lloro yo...
Lloran esos dos niños que correteaban por su casa"...
No pude sujetar dos lagrimas mudas
que corrieron rápidas por mis mejillas,
te busque con mis ojos borrosos
y te encontre lejos y sólo,
como muchas otras veces.
Recorde tus palabras:
"Se nos muere la Blanca"
Y mi mente me recordo que
ya se nos había muerto
a ti y a mí, a todos...
El duelo en el corazón, primo...
La vida me enseño a leer entre tus líneas
y casí pude escuchar,
tu dolorosa conversación con esa Blanca
de nuestra niñez,
esa Blanca que nos malcríaba, que nos retaba,
que nos acariciaba en la cabeza.
me pregunte si el viento de este lugar
te había llevado al mismo sitio que a mí:
A la niñez en esa casa, a la uva del parrón,
al gato en el pasillo, al té interminable,
al tejido que abrigaba nuestros inviernos.
al papel mojado en el techo.
Te ví serío e impasible,
frío y distante a lo lejos, con tu cigarrillo...
pero en tus ojos pude ver al niño
llorando en su regazo.
Envidie tu fortaleza, pero la memoria
me dijo que tu dolor,
era muy parecido al mío.
En nuestras retinas ella sigue siendo
toda la niñez, toda una vida...
"Se nos murío la Blanca primo,
y hoy ya somos adultos,
al menos al viejo Jorge, pudimos llorarlo.
Eramos niños, hoy debemos entenderlo...
No lloras tú, no lloro yo...
Lloran esos dos niños que correteaban por su casa"...
2 Comments:
Son tantas sensaciones que aparecen al recordar la niñez, que no cabe duda que lo mejor de todo es que aún quedan recuerdos...
No cabe duda... Te quiero mucho.
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