Tú.

Él que se perdió tantas veces en la inmensidad de tu universo,
En cada uno de los pliegues de tu creación
En la catastrófica locura de tu mente,
En los mil colores de los aromas de tu alma.
Él hoy vino a chocar con tus muros,
Los que levantaste, para separar aquellos mundos,
Mundos siameses, que parecían invencibles.
Se azota en los muros, la cabeza
Y recién comprende que no sólo él los aleja,
Siempre hay algo, siempre tú lo inventas.
Hoy corrió hacia ti, para encontrarte.
Para decirte, que todo es verdadero.
Las palabras que escaparon de su boca
Las caricias que dibujo con su mirada,
El amor que negó tres veces ese amanecer.
Y vino a chocar con la incoherencia.
Otra negra comedia en sus destinos,
Otro hombre agarrado de tu mano,
Sintiendo el aturdimiento que produce tu vacío.
Apresándote fuerte en sus abrazos,
Por que inconcientemente, siente.
Como todos también lo han sentido.
Que tu cuerpo es sólo aire que se escapa.
Que puede tragarse si se respira fuerte.
O llevarse el viento, al soplar en tus mejillas.
Ahora, explícale a su dolor que está pasando
Aunque no exista aquel derecho, de antemano.
Explícale a ese que se muere acá a tu lado,
Al que te mira desde lejos,
Y se asfixia en el discurso que había preparado.
Al que espera que tus miedos se disipen.
Al que no encontró otra alternativa que matarte.
A aquel que ultrajó tu cuerpo, en la locura.
Que sembraste, con la inestabilidad de tu alma.
Ahora explícales a todos, quien estaba equivocado.
Como fue que ese que hoy te come con sus besos,
Ganó batallas que no ha peleado.
Ahora explícale a este corazón que se desangra,
Miéntele y convénselo que nada ha pasado,
Que aquello que describe, no ocurrió.
Tú bien sabes mentir con la mirada,
Tú mejor que nadie, sabes mentir con el corazón.