De vuelta a los demonios

Creí que la locura ya no volvería a tener cabida en mi vida... creo que después de un par de años, incluso me puse un poco moralista y exceptuando un solo recuerdo, de todos los demás, me arrepiento. Puedo llegar a decir que me avergüenzo... como me dijo una amiga hoy, me da pudor... y la palabra “pudor” me suena a ironía.
Un viaje no planificado al sur, Chiloé, para ser más exacta... la decoración de la casa de un hombre, un particular, dispuesto a pagar mucho... Carlos, mi novio hace un poco de más 7 años, a regañadientes ha accedido a que vaya. No es gran proyecto para la empresa, pero significa una entrada importante de dinero. Y para mí las vacaciones que aún no me he tomado y un poco de paz, entremedio de esta tormenta que se ha convertido mi vida.
El hotel es maravilloso, una habitación para mí, otra dos para los cuatro hombres que viajan conmigo.
Lo primero es darme un baño de agua caliente, para ver si puedo calentar mis huesos enfriados por este maldito y frío invierno del sur de Chile. Luego la visita de rutina... llegamos a la casa, apartada, un gran terreno, hermosa... y me trajo de vuelta algún recuerdo, que conservo intacto, por no querer volver a revivirlo.
Entramos y nos recibió una mujer, algo mayor.
-No, el señor no esta, pero le dejo una nota a la Srta. Annie H.
-Yo soy, puedo ver la nota...
-Tome- busco en el bolsillo de su chaqueta. Y me la entregó- dijo que quedaba en su casa. Yo tengo que irme, estas son las llaves. Él no va a estar mucho por estos lados.
A decir verdad, me sentí un poco tonta, como podría trabajar si él, no me decía que quería exactamente.
“ Srta. Annie, queda como en su casa. Respecto a la decoración, tema por el que está aquí, tiene libre albedrío, confío en su trabajo, sólo decórela como si esta, fuera su casa”.
Quede de una pieza, pero soy una mujer muy profesional. Y si eso era lo que quería, iba a hacerlo. Al fin y al cabo era él quién pagaba.
Recorrí la casa, el trabajo bien podría tomarnos un poco más de un mes... me puse de acuerdo con los maestros y el encargado de las compras, intercambiamos un par de ideas y ese fue todo nuestro día laboral, ya se hacía tarde y no podríamos hacer mucho, sólo antes de irme le deje una nota, si quería comunicarse de esa manera, estaba bien.
“Mañana volveremos temprano, espero verlo luego, para aclarar detalles. Talvez pueda ser un riesgo. Pero si esta casa fuera para mí, haría maravillas en ella”
Al otro día llegamos, empezamos por el primer piso. Living, comedor, cocina, sala de estar. Debía ser un poco rustico, por la estructura de la casa. Debía tener una chimenea, en honor a ese lugar, en el que aprendí que se puede construir en el cielo, un poco de infierno... los muebles serían todos hechos a mano, me vi en la obligación de pedir refuerzos, una vez segura de que todo estaba bajo mi control, me instale en la terraza, con mi notebook y una radio que me prestaron los maestros a buscar las cosas que debía comprar, por Internet... recordé que en mi bolso, estaba el CD de Serrano, que todavía atesoraba y que me ayudaba tanto a calmar mis pensamientos.
Al medio día llego, la nana, quién tenía otra nota para mí... “eso es exactamente lo que quiero, que convierta esta casa en un refugio maravilloso, lamentablemente, no podremos vernos aún, tengo mucho trabajo, pero confío en su criterio y su empresa sabe cual es el presupuesto para este proyecto, en el caso de que su instinto la obligará a excederse, sólo hágamelo saber por este mismo medio. M. Covington.”
Este hombre era un misterio, pero no me desagradaba trabajar así, a mis anchas y soñando que era el lugar en el que me gustaría vivir por el resto de mi vida.
Esa noche Carlos me llamo, un poco molesto, en tres meses más, es nuestro casamiento y yo tan lejos y él viendo los detalles. Pero, al fin y al cabo, se lo consulte antes de viajar.
Los días pasaron muy rápido y habíamos avanzado mucho, en el primer piso, sólo faltaban algunos detalles, en cuanto al segundo, con muchos cuartos, el único lugar, donde no había entrado aún era la habitación, que pertenecía al hombre que nos había contratado... nuestra comunicación seguía siendo mediante papelitos que yo archivaba en una pequeña agenda. Por lo visto el señor M., era un hombre sólo, como instrucción, me indicó que las habitaciones debían ser como para invitados y junto a su habitación, debía quedar su “oficina”...
Cuando casi todo estuvo terminado, de verdad, le había tomado un cariño especial a ese lugar, ya había pasado un mes. Y sólo nos quedaban pequeños detalles, de decoración. Él me había explicado mediante una nota, que llegarían un par de cosas personales, que debía incluir en la decoración. Y que apenas llegaran íbamos a tener una reunión los dos para hacerme saber cuáles serían sus pequeñas exigencias. Que estaba contentísimo con mi trabajo y bla, bla , bla... a decir verdad a estas alturas a mi me preocupaba mucho Carlos, que estaba insoportable, cada vez que lo llamaba.
Las cosas llegaron y nuestra “reunión” sería una cena en su casa, la que habíamos decorado. Para ser honesta al principio, me intrigaba mucho el conocer a este hombre, pero a estas alturas ya me daba lo mismo... me lo imaginaba viejo y medio maniático, pero debía cumplir con mi trabajo...
A las 9 PM. En punto estaba en su casa, junto a la puerta una nota: “Use sus llaves” y así lo hice, entre, todo a media luz. De verdad, todo había quedado hermoso, la chimenea encendida, caminé hacía ella, sobre la mesa, otra nota... en mi equipo, está el CD de Serrano, que olvido aquí, puede ponerlo”. En eso estaba, en eso y pensando, lo absurdo de la situación, tanta nota, tanto misterio... cuando una voz, interrumpió mis pensamientos y me hizo saltar, entre las primeras frases de “Eres”...
- ¿La paz en tu vientre o tu sangre en mi piel?
Sin voltearme, sin mirar, sólo en un hilo mi vos, que sólo yo alcancé a oír – Martín...
- Déjame demostrarte, que tu matrimonio es un error, que no puedes tranzar así tu felicidad... tu vida.
Estaba paralizada, no, no podía mirarlo a los ojos. Me aterraba volver a perderme en su locura. Lo sentí acercarse por mi espalda, sentí como mi cuerpo temblaba, ¿cuántas veces pase cerca de su casa y me vi en la obligación de luchar con mis demonio, para no ir a buscarlo? ¿Cuántas veces que sonó mi celular y nadie hablaba, sólo silencio, rogué que fuera él?. Acaricio mi espalda y beso mi hombro.
- Perdí la cabeza Annie, han pasado dos años y no hay un maldito día, que no piense en ti.
- Martín... voy a casarme.
- Si, lo sé. Pero no podía dejar que pasará sin al menos tenerte cerca, una vez, la última. Me hechizaste, he tratado de sacarte de mi, considerando que nunca quisiste elegir, o si lo habías hecho optaste por la paz de tu vientre. ¿No vas a decirme nada.?
- En algún momento, al principio, lo pensé... pero después deseche la idea por absurda... no sé que decir Martín, esto no esta bien. No, nada bien.
- Mírame a los ojos.
Me di vuelta, muy lentamente... el corazón se me iba a arrancar.
- Dime, si estoy haciendo el ridículo, si la locura en mi, es crónica.
Lo mire a esos ojos verdes, tan hermosos. Estaba exactamente igual, sólo su pelo más corto, sólo su sonrisa no estaba... como la primera vez. – No ha pasado, ni un maldito día, en que no quise correr a tu manicomio. Ni uno sólo en que no quise entregarme a la locura, para siempre.- y me abrazó, como si todo se fuera a derrumbar a nuestro alrededor. Y busco mi boca, desesperadamente y la encontró... como la primera vez. Y no recuerdo si me lo propuso o si estuve de acuerdo o no, o si simplemente me llevo, pero cuando reaccione, estaba en su cama. Bajo ese cuerpo, que me mandaba la cordura a la mierda. Arrodillado entre mis piernas, su boca recorriendo y besando, cada parte de mi cuerpo, mis manos re aprendiendo sus senderos. Hicimos el amor, hasta que ya era imposible, volver a intentarlo. Y me abrazo, aún temblando, y me acurruco en su cuerpo con su boca en mi frente.
- ¿Es una estupidez, amarte tanto, si esta es la segunda vez que te tengo?
- Es una locura...
- Esta es tú casa, no te vayas, quédate conmigo.
- Martín, no puedo... ¿qué haría con mi compromiso?
- Sabes que no amas a Carlos y que estoy loco por ti, mira lo que hice, para traerte de vuelta.
- Oblígame a quedarme, no me dejes ir.
“ Cuando no tenía nada, deseé
cuando todo era ausencia, esperé
cuando tuve frío, temblé
cuando tuve coraje, llamé...
Cuando me llamo allá fui
Cuando me di cuenta, estaba ahí
Cuando te encontré, me perdí
Y cuando te vi, me enamoré”
Y me quedé en su infierno, maravilloso infierno, para siempre... Él me obligo y yo no pude resistirme.
3 Comments:
Acá esta, tal como lo prometí... tu historia de "locura" y tú locura, tal cual como la soñaste. Y la sigues soñando...
"ahí está el loco en una calesita, casi desnudo
y con la vista enferma y daba vueltas y se sonreía...
y silvaba bajo para no molestar,
¡ y dios
es una máquina de humo!"
EN ALGÚN FRIO RINCON DE UNA FRIA NOCHE DE INVIERNO, EN UN BAR DE MALA MUERTE, FUIMOS OYENTES MARAVILLADOS DE ESA HISTORIA.
UN ABRAZO A HILDA... SE QUE LE DEBO MUCHO, MAS QUE LAS GRACIAS QUE LE DIMOS ESE DIA, POR LO QUE LOGRO EN NOSOTROS
Publicar un comentario
<< Home