domingo, septiembre 24, 2006

Bad dream*.*.*

A tu memoria, que vive en mis recuerdos.
talvez esta vez, me dejes contar esta historia,
talvez esta vez, pueda decirte que no te odio...


Desperté en la sala de esa clínica, con la mente en blanco. No sabía porque estaba ahí, que había pasado. Lo primero que encontraron mis ojos fueron los ojos de Martín, más cansados que de costumbre, parecía llevar varios días son dormir, ni afeitarse, sus manos tomaban mi mano, conectada al suero... el otro brazo, un tubo y sangre, me dolía todo el cuerpo, todo.
-¿Qué me paso?- fue lo primero que articulo mi boca. Mi pregunta te sobresalto, me mirabas sin mirarme, no habías notado que ya estaba aquí...
-Alma- tomo un auricular- Despertó Anne, despertó...
-Martín ¿Qué me paso?
-¿No lo recuerdas?
-¿porqué estoy aquí?
-Estabas inconsciente, en shock...
-Pero, ¿por qué?
El doctor y una enfermera entraron a la habitación, la verdad es que me alivio verlos, el dolor era casi insoportable. Sacaron a Martín, me examinaron, me pusieron calmantes y se retiraron.
El sueño se tardo en venir y Martín no volvió a entrar.

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Salía del trabajo, pasé a ver a Martín, mi novio, hace unos 2 años. Javier, me había llamado, hace mucho que no sabía nada de él, su tono era más amigable que de costumbre. Me contó que vivía con Pamela, la chica por la que me dejo, que su hija Vania (de su anterior matrimonio) había estado con él, que estaba bien. Una amena conversación, a la que no quise darle importancia. Creo que esta vez, hace un año, más o menos que no hablábamos, el corazón no se me acelero, creó que esta vez, ya era tema superado.
Me despedí de Martín. Y me fui a nuestro departamento. Descansaría, pensé en lo mucho que descansaría, Martín debía trabajar toda la tarde y la noche, no llegaría si no hasta la mañana.
Llegué a casa y me ordene un poco, me preparé algo de comer, el teléfono sonó, era Tomás, le explique que Martín no llegaría, que lo llamara al celular. Quedo en pasar por casa antes de reunirse con Martín.
Comí, puse a lavar un poco de ropa, lo de costumbre, a parte de la llamada de Javier, nada raro había en el aire, de hecho, creo que ni siquiera había pensado en esa llamada. Sólo mientras caminaba hacia el trabajo de Martín, recordé, ese “Chao, amor, nos vemos...”

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El sueño tardo, pero llego, mi mente seguía en blanco, sólo un poco de ese dolor me distraía, ese dolor que no aplacaban los calmantes, el dolor del alma, de lo terrible. Mi mente en blanco, pero mi alma estaba inquieta. Hice un esfuerzo por recordar algo, pero el sueño me venció. No sé cuanto tiempo dormí, no importaba mucho, a decir verdad, no sabía casi nada.
Desperté con la voz de Martín, creo también haber reconocido la voz de la Pili, eran cuatro voces susurrando. No pude abrir los ojos, ni articular palabras, pero estaba tan despierta como me era posible.
-Martín, ¿qué te dijo?
-Nada, no recuerda nada, me pregunto por que estaba aquí. Pili, no fui capaz de preguntarle quién le había hecho esto, si ni siquiera sabe que le pasó.
Había una tercera voz, debe haber sido la del doctor.
-Es normal en estos casos, estuvo en shock, de a poco va a ir recordando y va a necesitar mucho apoyo.
-sí, Martín deberías ir a descansar, la Pili puede quedarse con Annie, yo te acompaño a casa.
-No, no puedo dormir, cierro los ojos y la veo en el piso, toda herida, como la encontré...
-Pero al menos vamos a ordenar, hay que limpiar, la Claudia puede acompañarnos.
-OK, vamos Miguel.
A decir verdad, no entendía nada, ¿Miguel y Martín, ellos no se conocían?, pero mi mente se negaba a querer comprender nada, sólo anidar ese sentimiento, de vacío, de dolor, sin saber de a donde venía. Hablaban de mí, de lo que me había pasado, pero yo comprendí, que en realidad no quería recordarlo.

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Me di un baño y me acosté, empezaba a dormirme, cuando los golpes en la puerta, me despertaron, me asustaron.
Me puse la bata, empezaba a hacer frío, miré la hora, eran justo las 20:00. ya estaba oscuro. Abrí la puerta, media dormida aún, no miré quién era.
-Javier ¿Qué haces aquí?,
-Hola, bebé, ¿cómo estas? Te sorprendes- me sonrió, pude notar en sus ojos y en su sonrisa, que otra vez estaba bajo el efecto de las drogas. No tuve miedo, él nunca me había hecho daño, físicamente hablando. Antes de que lo invitara a pasar, ya estaba adentro.
-¿Cómo supiste donde vivo?
-Te seguí, hoy de el trabajo, al trabajo de tu novio. Que trabaja hasta la mañana, luego aquí, esperé, vino un tipo a verte, salió con una guitarra y un amplificador y se fue, luego esperé, no me atrevía a subir, pero ya no podía seguir afuera, así que golpeé. ¿Quieres que te explique algo más?
-Estas loco, además de drogado- le sonreí irónicamente y me maldije, fui yo la que le dijo a donde estaba trabajando.
-Puede ser y tú estas tan hermosa como siempre, talvez más, el pelo negro te viene, te ves muy bien.
-Gracias, sabes iba a dormir, no quiero ser descortés, pero para que estamos con tonteras, no tengo por que ser cortés contigo. No veo ningún motivo para que estés aquí.
-Ufa! Mi niña, te ha cambiado estar con ese novio tuyo, ¿qué acaso ya no me amas?
-Que gracioso eres, no has perdido el sentido del humor, pero tienes razón, gracias a Dios, hace mucho que dejé de sentir algo por ti.
-Juraste no dejarme nunca, juraste ser siempre mi niña... ¿acaso me mentiste, bebé?
-No empieces con tonteras, por que no te vas a tu casa, tu polola debe estar esperándote.
-No me voy, esta noche eres mía, como siempre, nunca has dejado de serlo.
Sus ojos me asustaron, era la primera vez que lo veía así, pero no me amedrento. Fui a abrir la puerta y le pedí que se marchara, pero un golpe fuerte y certero en mi rostro, me hizo caer.

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Los calmantes me hacen dormir, o yo no quiero estar despierta, no sé hace cuantos días estoy aquí, ni hace cuantos desperté, podrían ser dos o seis, entre tanto dormir y despertar...
Esta vez desperté con un grito vivo en mi garganta, su nombre: Javier.
-Annie, mi niña, ¿estas bien?
-Si, estaba soñando- Pilar era mi amiga, desde hace muchos años, unos 9 quizás. Ver sus ojos me calmo...
Encendió la luz , le pedí agua, mi boca estaba seca. Me ayudo a beberla...
-¿Fue él Annie?, ¿Javier, te hizo esto?.
-Era sólo un sueño.
-¿Sabes lo que te paso?
-No, no quiero saberlo.
-Alguna idea tienes, ¿por qué no quieres saberlo? Vamos Anne, soy tu amiga, deberíamos hablar.
-Soñaba que Javier estaba en mi casa, yo dormía... su respiración agitada en mi cara, me hacía despertar, sus ojos ardían, era fuego, en sus ojos, Pili y me tomaba por el cuello, no me apretaba, no hacía fuerzas, pero me quemaba, sus manos me quemaban y ya no podía respirar. ¿Mi sueño tiene algo que ver con esto?
-Talvez, Anne, talvez... cuéntame ¿qué paso ese día?
-No estoy segura, creo saberlo, pero no lo sé... no lo recuerdo. Tengo miedo, me siento herida, pero no hablo del cuerpo, no sé si me entiendes... pero no sé por que estoy aquí, no sé si fue un accidente o algo más... -me quedé en silencio, no quería hacer conjeturas, necesitaba que alguien me lo explicara.
-Anne, fuiste golpeada brutalmente, combos, patadas, en el rostro, el estomago, fuiste violada reiteradamente, amarrada y amordaza. Estuviste en las manos de algún demente por más 9 hrs., Martín, te encontró así, toda herida e inconsciente en la tina, en el agua, a las 7:30am. Estuviste al menos una hora en el agua. La persona que lo hizo no robo nada, su único objetivo fuiste tú, quemo algunas cosas en el basurero de metal, del escritorio de Martín, fotos, cartas regalos, cosas tuyas y de Martín. Hay muestras de semen, del agresor, pero la policía necesita inculpados para poder comparar, con las muestras... no hay huellas... Ahora dime, Annie ¿Fue él, fue Javier?
Los recuerdos me golpearon...

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Me arrastró por el piso y cerró la puerta con llave.
-Eres mía, bebé, lo entiendes, si no eres mía, no lo eres de nadie.
-Javier ¿Qué pasa contigo? Estas loco.
-Sí, eso también es muy probable, tú me sacaste de tu vida
-Tú me cambiaste por otra, que estas hablando.
¡Cállate! Me ató las manos, me amenazó con un revolver, todo el tiempo, me destrozó la ropa, me golpeo y me violo... hasta perder el conocimiento, no recuerdo mucho más que eso... sólo algunas palabras.
Recuerdo que llorando me pidió perdón, que al segundo me gritaba que yo era una perra, que lo había cambiado por el primer huevón que me había jurado un par de imbecilidades, que nadie, podría amarme más que él, que le dijera que lo amaba y nos fuéramos lejos. Mil recuerdos entrecortados, lo vi inyectarse otra vez el brazo, luego lo hizo de nuevo, y unas 5 veces más... recuerdo haberle suplicado que se detuviera, que recordara a Vania, que pensara, en lo que podría pasar por la cabeza de su hija, si supiera que su padre era capaz de eso... pero nada lo hacía razonar, seguía golpeándome, seguía mutilando e hiriendo mi alma... en algún segundo le suplique que me matara, pero dijo algo como que yo no podía morir, por que el me amaba... que sólo él, merecía morir.

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Pilar, le ha contado a Martín, que fue Javier quién me hizo esto, Martín se ha dado mil golpes contra la pared, debí saberlo, repetía... Fue con la policía a buscarlo, a la casa que comparten con Pamela, pero ella dijo que hace más de una semana que no lo veía, que se lo había tragado la tierra.
Lo buscaron en la casa de la abuela, fue Omar quién los llevo, fue Omar quién le explicó a Pamela lo que había ocurrido, para que tuviera cuidado, fue Omar, quién me contó que ella me maldijo, cuando lo supo
-Esa mujer, lo embrujó, siempre lo ha torturado- fue lo único que pudo decir y se entro un poco incrédula.
La abuela dijo no saber nada de él, que hace un par de días, había pasado por ahí... entraron a la habitación, que había sido de él, apartada de la casa, la anciana les dio las llaves... ahí lo encontraron muerto de un tiro en la sien, tendido sobre su cama, la cama que fue nuestra. Cuando fuimos felices, cuando él me sanaba y yo era su opción de bienestar.

Miguel ha debido ausentarse, una gira por el país del grupo, ya han pasado cuatro meses y al menos he dejado de tener esa maldita pesadilla que no me dejaba dormir... se fue, con la condición de que Omar se quedara conmigo, que no me dejara sola, a mí me parece un poco absurdo, él ya está muerto, ya no puede dañarme.
Omar, me cuida, me va a buscar al trabajo, si, he vuelto a trabajar y todos me cuidan mucho, todos omiten el tema y así es mejor. Omar, no se separa ni un segundo de mí, tal como se lo pidió Martín.
Estábamos cenando, el tema entre nosotros tampoco es habitual, aún siento esas heridas desangrar a mi alma. De pronto una pregunta, que ni yo había querido hacerme, él conoció bien a Javier y mi historia con él...
-Anne, ¿lo odias, por lo que te hizo?
-No lo sé, no lo sé...
-Sabes, mañana quiero ir a verlo, puedes llevarme.
-Pero Anne- mi mirada lo persuade, siempre lo hace, por algo soy su consentida.

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Creí que las imágenes de ese día me golpearían al estar frente a su tumba, pero extrañamente, sólo me han golpeado los recuerdos de lo vivido juntos, de tantas risas y amor...
Omar, se acerca a mí. Le pido que me deje sola un segundo, que no voy a tardar mucho... me entrega un sobre, me explica que lo tiene hace un par de meses, que la abuela de Javier se lo entregó, que no quiso dárselo a la policía, ya no tenía caso, es para ti, me dijo. Talvez sea bueno que lo leas. El sobre estaba cerrado, señal de que Omar no lo había abierto. Había dos cartas en el interior, una para mí, otra para la Vania.
La abrí y el estomago se me encogió, el alma se me espantó.

Annie, mi amor, te he hecho daño, te he destruido... y no sé como pedirte perdón, talvez mi muerte sea una ofrenda a ti, a este daño, quizás sea mi muestra de arrepentimiento, estaba loco, siempre he estado loco...
Hoy estuve pensando, amor. Talvez si el miedo de amarte tanto, no me hubiera hecho apartarte de mí, hoy estaríamos juntos, con la Vanía y los tres hijos que planeamos alguna vez, lo pienso y algo se enternece acá adentro, y no sé que hacer con la ternura, no la siento desde que te fuiste de mi vida. Algo me obliga a sonreír, talvez mi visión de nosotros y nuestros cuatro hijos, (sí la Vania te adora). Pero luego reacciono y veo todo lo que he destruido, tu vida, tus sueños, tu calma, tu bienestar, mi vida y la de mi hija, incluso la de la mujer que estaba a mi lado, que para su desgracia, me ama.
Annie, mi niña. Ya no hay vuelta atrás, aunque me torture soñando con las mil posibilidades que inventa mi cabeza ahora, no puedo quitar de mi mente tus ojos suplicando para que me detuviera, suplicándome matarte, ¿qué te hice, mi amor?
Estoy enfermo de este amor, enfermo de mí.
Perdóname, solo perdóname.
Javier.


Las lagrimas se ahogaron en mis ojos, una mano me sacó de mis cavilaciones, una mano en mi hombro, Omar, ¿ya nos vamos?.

Doble las cartas y las guarde en mi bolso, deje las flores que le había llevado. Buscaría a Vanía y le daría la carta, pronto, algún día, cuando mi alma ya no lloré a Javier y lo que provocó, así podría explicarle que su padre había sido un gran hombre, un poco loco, pero un gran hombre y que la amaba con el corazón y que estaba segurísima, que ahora la cuidaba todos los días.
Omar me abrazó con fuerza, Me dijo que iríamos a buscar a Martín al aeropuerto.
Eso me alegró, le di las gracias, por todo lo que había hecho por mí.
-Sabes algo Omar, no lo odio, no puedo odiarlo...

"Mi ego va a estallar

ahí donde no estas
los celos otra vez.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
Si no olvido, moriré
Y otro crimén quedará
sin resolver..."



1 Comments:

Blogger KiLLeR_yyt said...

MMM... ¿QUE SE PUEDE DECIR? SÉ QUE NO MUCHO... TALVEZ SÓLO QUE SERÍA MEJOR SI TU HISTORIA FUERA MÁS REAL Y UNA BALA EN LA SIEN LO HUBIESE MATADO.
Y QUE ES FUERTE LEERLO.

10:45 p. m.  

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