sábado, noviembre 18, 2006

Mi laberinto*.*.*


Justo antes de que fuera demasiado tarde, decidí terminar con todo el dolor que se ha acumulado, justo antes de que ya no pudiera volver por el mismo umbral por el que entre en este laberinto, frío, húmedo y oscuro, me dije que ya era suficiente que no podía seguir viviendo así, que afuera debía ser primavera, que el calor talvez podría entibiar a mi alma, a mis huesos. Que talvez el sol, secara las lagrimas acumuladas en mi corazón y evitara así que la putrefacción lo carcomiera, pero iba de regreso y me sentí desorientada, empecé a guiarme por tu nombre que había tatuado en las paredes con mi sangre, la que empezó a derramarse ese día y las pequeñas oraciones que te había escrito, en la medida que había avanzado por ese lugar. Breves frases.
No sé si fue el instinto de salvación que todos llevamos a dentro, o que ya te había olvidado. Quizás fue sólo que en este maldito lugar, seguía dando lo mismo que mis ojos estuvieran abiertos o cerrados, igual seguía sin verte, que era igual que estuviera lleno de nada, de vacío, no podía tocarte, que no importaba si me pasaba el día durmiendo o mi lucidez me doliera, seguías siendo un sueño, a ratos gris, a ratos tu odio me alcanzaba y todo se convertía en pesadillas.
Entonces acá estaba yo, después de treinta días caminando, mi instinto me había llevado a un lugar oscuro, como todos los otros, pero lleno, lleno de botellas, que ahogarían mi dolor, recordé entonces que para eso había entrado, para que el alcohol que ahora circulaba en torrentes por mi venas, me ayudará a olvidarte. Pero fue cuando el alcohol se había acabado y fumaba mi último cigarrillo que decidí volver. Seguía en el mismo estado en el que había entrado y con la maldita razón que me obligo a entrar, incrustada en mi corazón.
Entonces me armé de coraje, y empecé el retorno, el retorno a lo mismo, el retorno a cada segundo de esto, parecido a la vida, con olor a muerte. Camine releyendo cada mensaje para ti, cada palabra de mi dolor, en algún momento de locura talvez pensé que al escribir lo que sentía lo sacaba de mí.
Al llegar a la salida encontré tu nombre, junto a un “te amo, no importa que tan profunda sea la herida que abriste en mi, te amo”. El dolor y el amor volvieron a derrumbarme, cerré la puerta que había abierto, para salir al fin de ese lugar, me abracé a tu nombre y volví a llorar y volví a sentir que me moría, empecé de nuevo este camino adentrándome en este laberinto maldito. Había algo bueno que rescatar, ya no debía escribir, sólo leer. Y algo malo, siempre hay algo malo, ya no había alcohol para ahogar las penas y no me quedaba ni un cigarrillo. Y algo peor, el amor, amor mío, sigue intacto en mí, ha crecido aquí.

2 Comments:

Blogger Lilo said...

Te sigo amando... y me odio por eso.

11:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Fuck, Lilo q fuerte que lindo, besos

7:16 p. m.  

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