AMANECE*.* (Y yo sueño contigo)

Sentí que el frío se iba de mí, que el infierno que me rodeaba se cristalizaba convertido en hielo. Cada llama que ardía, ahora no era más que hielo humeante.

Senti que el dolor se desprendía de mi alma y se iba como un pájaro desorientado volando por la ventana de mi habitación.

Amanecía sobre este Santiago gris, amanecía lentamente al son de mis ojos hinchados... Mis ojos que te buscan siguiendo los acordes de tu guitarra.

Me sentí desnuda de frío al ver como se alejaban todos los fantasmas que me rondaban constantemente.

Caminé hacia ti, envuelta en tu camisa. Mientras el amanecer no se detenía, yo me detuve a contemplar como tus grandes manos acariciaban cada cuerda y sentí celos.

Me miraste y sonreíste... y sonrieron maliciosos tus ojos y al verme reflejada en ellos, en esa cálida mirada, profunda de paz y esperanza. Sentía al fin, como caían las cadenas que me han atado todos estos años, convertidos en pétalos blancos sobre el frío piso.... de nuestra casa

Dejaste a un lado la guitarra, para venir a abrazarme, para llevarme hasta la cama de vuelta, para volver a amarme y beber de tu infinita copa de whisky en llamas.

Sentí, amor, como cada lágrima contenida en mí, se convertía en sonrisas que deposite como besos en tu piel.

Amanece en Santiago mientras me pierdo en tu amor.

Amanece para que esta mujer hecha de tus besos, de tus manos, de tus palabras; pueda amarte siempre, sintiendo como tu nombre es vertigo en su cuerpo, vertigo y temblor.

Recuerdas que fuiste tú, quien me desenterro¿?

PARA QUE NO OLVIDES

La carencia de tus ojos, clavados en los míos... Ls carencias y tu definicón de esa palabra, hoy me atraviesa el pecho. Hoy tus palabras tienen un sinónimo en mis oídos, en mi alma. Tienen un significado.
Hoy, pequeña, hoy por desgracia logro entender a lo que te referías y hago mías tus palabras "El dolor me inunda"
El dolor de saberte perdida, incapacitada, para devolver a mis ojos y a mi corazón el amor que te envían; y yo que sólo quería vivir en tu mirada, por que era el mejor lugar donde se podía vivir, el lugar más cálido... Entoncés ahora explicame ¿Cómo vivo en el iceberg de tus pupilas, sin morir congelado y sólo?
Vamos, pequeña, toma mi mano y yo te llevo y te acompaño a encontrar a la niña que olvidaste a propósito en la mitad de tu camino de regreso.
Vamos, pequeña, recuerda que la vida era más fácil, cuando eras feliz, cuando el mar te deslumbraba... Toma mi mano y caminemos sobre los pasos que nos trajeron hasta aquí, ese camino en el que tanto erramos, en el que tantas veces nos matamos.
Jamás he dejado de decirlo, jamás he dejado de sentirlo, jamás me he dado por vencido, jamás he renegado del hombre que soy, lleno de defectos, jamás te he dejado sola. Siempre mis brazos y mi pecho han cumplido feliz la misión que les asignaste: Cobijarte y arrullar tu dolor permanente.
Vamos pequeña, lo peor ya paso, ahora sólo nos queda saltar estos muros y dejar que el sol nos entibie los huesos y el corazón.
Perdona mis errores, perdona mis idioteces, perdona mi cobardía y mi poca determinación... Mirame y no lo olvides nunca, sólo vivo a tu sombra, no soy más que tu reflejo, repitiendo tus movimientos y tus palabras y tus gestos.

Viviendo*.*

Tu mirada y la mía no volvieron a cruzarse, tu voz no volvió a inundar cada rincón erizando mi piel.
Olvide como se sentían tus manos en mi piel, ya no puedo recordar el calor de tu abrazo, olvide que tu respiración me mantenía viva y que el amarte me daba las fuerzas y las ganas para seguir adelante...
Lentamente fui olvidando las lecciones de vida que me diste, deje de amar limpio como tú me enseñaste y llegué a este punto donde estoy parada, ahora.
Este punto donde ya no hay amor para devolver en mi mirada, sólo desafío y orgullo; ya no me detengo a guardar en mi memoria una caricia que me estremezca o alguna palabra tierna recorriendo mi alma... Ya no espero dormirme cobijada en los brazos de nadie, aprendí a huir antes de eso, siempre huir.
Vivo a medias y sigo adelante sólo por las egoístas metas que me he planteado, ya no sueño despierta; ya no es el amor mi motor. Y a no creo en nada más que en mi instinto y en mi capacidad de destruir.
Vivo a medias, contando cada uno de mis respiros tragando aire. Vivo a medias, en la mitad del vacío.
No soy una buena persona... pero ya nadie me hiere, ya nada me daña.
Olvide cantar en las mañanas,
Olvide llorar...Quizás por que tu mirada y la mía, cargadas de amor, de pena o vacío.... No volvieron a cruzarse, nunca más.

Lo que soy*.*

No sé termina mi amor, el dolor no tiene fondo, es un agujero negro en el espacio de la vida.

Es tú sombra dandome la espalda. Es todo lo que se me ha negado: tus manos tibias, tu abrazo acogedor, tú infierno inquieto. El dolor no tiene fin, como tu nombre mudo en mis labios.

Yo soy el dolor, la oscuridad, el llanto contenido del cielo, ahogandose en una falsa sonrisa. Yo soy el grito desesperado en medio de la noche, yo soy la muerte lenta y el alma en pena... Soy la herida sangrante, el odio acumulado en tus pupilas de niño, la furia en el puño tembloroso.

Yo soy la guerra destruyendo la paz.

Y tengo el nombre de la mentira que aborreces y los ojos de las pesadillas que detestas. En mi piel esta el aroma del pecado más devastador.

Soy el dolor del hambre punzante, el ardor de la carne corroída. Soy el mar rabioso arrasando con la vida, el viento golpeando tu ventana en el frío invierno.

Soy el amor no correspondido, la amante huyendo en la noche, el fuego que construye tus entrañas.

Soy la palabra sostenida en la enfermedad de tu mente, el arma fría en tu cabeza, el ruido metalico en tus oídos.

Soy la mano que te atraviesa el pecho, para arrancar tu corazón.

Soy el cadaver que arrojaste al lado del camino. Soy el dolor más puro y más fuerte, soy la tristesa que te asfixia. El licor espeso deslizandose en tu boca, como veneno que te mata lentamente.

Soy la niña asustada que te ama, la hija bastarda de esta pena errante.

Soy el canto silencioso que evoca tu mente, por siempre, para siempre...

NoT AnY MoRe*.*

Ví extinguirse en mi lucidez, cada partícula de calma.

Tú y ese pedazo de metal en tu mano,

obligandome a seguir tus pasos.

Tú y tu mano hiriente, destrozando mi brazo, para que no pudiera huir.
Recorde en fracciones de segundo la historia que alguién me contó alguna vez,

al pedirme que tuviera cuidado.
Toda mi fé puesta en la memoria.

Mi voz temblaba al pedirte paz,

mi pesadilla repitiendose en tus ojos enfermos de odio y dolor.

Como esos viejos sueños olvidados, sobresaltando mis noches.
¿Qué tan lejos llegarías esta vez?

¿Puedo seguir aferrada a mi convicción estupida y añeja, de que no eres capaz de dañarme? Cuando ya me dañaste hasta el límite.
¿Quién está más loco, tú o yo?

Tú continuando con este juego perverso y endemoniado o yo,

creyendo en el amor incondicional,

que me unió a ti alguna vez.
¿Y la vida?

La que te espera afuera, por la que tanto luchaste...

La mía que pende de un hilo, tan frágil como lo es tu locura.
Yo que he invocado el final tantas veces,

hoy cobarde tiemblo en tu poca cordura.

Tú que lo has planeado todo a sangre fría, titubeas ante el poder en tu mano

y tus ojos le suplican a mis ojos que diga algo,

algo que te haga cambiar de opinión, algo que detenga este momento,

para seguir en paz...

Matame, como mataste al amor hace un par de años,

a punta de golpes y violencia... Asesiname, lleno de furia y poca razón...

Como lo has hecho con todas las cosas en tu vida.

Matame, ya casi no importa.

El hombre de mi vida*.*

Puse una fuente de vidrio con agua, frente al espejo y tome una vela en mis manos, temblorosas...

Cerré los ojos 10 segundos antes de las doce y conté...

10, 9, 8 , 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1...

Abrí lentamente los ojos... ¿Y sabes que ví? (Yo que esperaba encontrarme contigo).

Sólo ví al demonio escondido en tus ojos... sólo ví a la muerte rondar como siempre, pisandome los pasos.

Prefiero no creer en esas cosas,

Prefiero olvidarlo.