sábado, noviembre 25, 2006

Your heaven*.*


La casualidad cruzo tu vida con la mía, la absurda casualidad. Esta cuidad que a veces es demasiado pequeña, hoy volvió a obligarme a fundirme en tus ojos.
Con la mitad de mi vida armada, ese día me deje convencer, un par de cervezas era la excusa perfecta, para llegar hasta ese pub capitalino, sofisticación con aires de antro. “Antro con clase” le llamó Esteban, mi amigo del alma, solos los dos nos sentamos a arreglar el mundo, bajo el desfile de alcohol que nos rondaba la sangre y la mente.
De pronto, como si la nada se abriera bajo mis pies, te vi, como la aparición de un ángel extraviado... no me viste, pero te clavaste en mi deseo, junto con la risa de mi amigo, recordándome que la vida me esperaba en casa.
El exceso de alcohol, la buena “conversa” y la excelente música, programada por nosotros, me hizo olvidar que estabas ahí... tras esa puerta.
Llevábamos unas 5 hrs. bebiendo, eso era demasiado para mí. Me pare, para poner un par de canciones más y mi poca lucidez, casi me hizo chocar contigo, alabados mis reflejos, me dejaron a dos centímetros de tu respiración...
Tu mirada se clavo en mis ojos, obligándome a mirar al suelo.
-Disculpa
-No te preocupes- me sonreíste tan cálidamente y seguiste tu camino.
-La razón que te demora, esa es una gran canción- esa voz estremecedora, susurrando en mi oído, mientras buscaba buena música.
-Te parece; si me gusta... y La Balada del Diablo y la Muerte.
-Te gusta la Renga
-Mucho
-Que bien ¿Y Rata Blanca?
-Si...
-Miguel, mucho gusto- Me estiraste la mano y al contacto con la mía, sentí que mi mundo se detenía
Esteban me llamo
-Voy a la mesa... - pero tu mano me detuvo.
-Tu nombre es...
-Anne
-Entonces, Anne, después de la Renga, viene un regalo para ti.
Esperé impaciente la canción. Esteban, mucho más borracho que yo, escuchaba a la Renga desde su abismo. Tú, parado en el umbral que dividía los dos ambientes, me mirabas y sonreías.

“Siento el calor, de toda tu piel
en mi cuerpo, otra vez
estrella fugaz, enciendes mi ser
misteriosa mujer”

Era un gran regalo...
Ya casi nos íbamos, cuando apareciste, con tu ropa de calle, te habías quitado el uniforme, y un vaso en la mano. Disparaste directo a mis ojos.
-Se puede
-Claro. Esteban, mi jefe... Miguel, trabaja acá.
Conversamos un rato de tu vida, de las nuestras, hasta que se hizo demasiado tarde. Nos marchamos con la promesa de Esteban de que pronto volveríamos, si, volveríamos, la próxima semana.
Pero no fue así, pasaron tres semanas antes de volver. Tu imagen, tu voz... incrustadas en mi mente esas tres semanas. Perturbando mi tranquila y casi armada vida.
-Me mentiste- fue lo primero que salió de tu boca, susurrando en mi oído, en tu abrazo.
-Yo no prometí nada, me dieron vacaciones, salí fuera de Santiago.
-Ok. Perdonada, sólo por que estas aquí otra vez, pero te esperé toda esa semana.
-Disculpa- y tu sonrisa me dijo que estaba perdida.
Éramos más que esa primera vez, de vez en cuando te acercaste a mí, cuando puse música, de vez en cuando mis ojos debieron bajar ante tu mirada. Y el rito se repitió, ropa de calle, el vaso en la mano, te sentaste a mi espalda, obligándome a voltear y alejarme de todos.
-¿Te vas luego?
-Quiero, pero nadie quiere irse.
-¿Dónde tomas locomoción?
-En la Alameda.
-Yo te acompaño, pero primero nos tomamos esto y escuchamos una canción.
-Gracias.
Y “Mujer Amante” otra vez.
Salimos del lugar, bajo la mirada de mis compañeros, pero que, ya daba lo mismo. Ya estaba echada mi suerte.
-Trabajas mañana.
-Si, a las 07:30
-Auch! Y no sería mejor entonces, irnos a un bar y conversar, mientras hacemos la hora.
Empezamos a caminar sin rumbo. Hablando, riendo... de pronto, te paraste frente a mí. El corazón se me detuvo. Tu boca tan cerca de la mía que casi podía sentirla y ese beso hecho abajo todas mis convicciones.
Perdí la cabeza, no recuerdo si estuvimos de acuerdo o nuestros pasos nos llevaron, pero reaccioné en la cama de un hotel, tendida, mientras tú, en el mini bar, buscabas algo para beber.
-Dios mío, Anne, ¿qué estas haciendo aquí?- me dije, pero al mismo tiempo me conteste –Sólo lo que quiero hacer.- Y cerré los ojos.
De pronto te sentí, de pie, entre mis rodillas, que salían de la cama. Te quitaste la camisa, me sentaste...
Esa noche me invitaste a pasear por tu cielo, aferrada a tu cuerpo, a tus manos, a tu boca, a tu piel, tu cielo particular, lleno de acordes de esa mujer amante que tarareaste en mi oído.
“Corazón sin Dios, dame un lugar
en ese mundo tibio, casi irreal”
Toda la noche en tu cuerpo, como tantas otras noches, mientras duro ese sueño que recuerdo tan bien, cada detalle, palpitando en mi sien. Bueno, eso gatillo una que otra sangrienta pesadilla en mí, pero habrá valido la pena, el cielo no se visita todos los días. Como todas esas noches, como anoche.

jueves, noviembre 23, 2006

Contradicciones*.*


Que ya es demasiado tarde, que mis palabras resbalaron en tu orgullo, que ya no hay vuelta atrás. Que todo fue una broma cruel, que nunca fui tu princesa y esto nunca fue un cuento de hadas. Que la herida no se abrió en ti, que sólo yo me desangre.
Que no debo pedir perdón por lo que no he hecho, que no debo rogar por lo que no me pertenece. Que todo es mi culpa, como siempre, todo es mi culpa.
Que mis manos sólo tocan el vacío, que debo cerrar los viejos capítulos, para seguir escribiendo esta historia, que no puedo mentirme, sabiendo que estoy aquí, estancada como todas las lagrimas que no pude llorar. Que me llueve acá adentro. Que el amor no se aprende, se siente... como un rayo fulminándote, se siente.
Que el amor a veces no es tan grande si no sabe escuchar, si no quiere abrir los ojos, si no conoce la fe, si no sabe perdonar.
Que el amor no es más que una porquería, la más grande de las porquerías, si sólo yo te amé. Que el amor es algo mutuo, que el amor no debe doler y hundir; el amor engrandece y duelen las circunstancias, sólo las circunstancias.
Que tu voz y tu nombre son mi credo y rezo tus palabras con convicción. Que no dudo ni de ti, ni de mí.
Que tu Dios otra vez me juega chueco, que no puedo sacarte de mí, que tu amor se me clavo en el pecho, que no quería despertar de tu sueño...
Que hoy sólo tengo pesadillas, que mi mundo se derrumbó otra vez, que no quiero volver a armarme, a armar mi vida. Que él no se merece la parte que le toca, que la vida se me hace demasiado larga. Que tuve tanto miedo, que no debí dejarme convencer. Que la duda debió paralizarme, como siempre. Que sabía que mis pasos eran el falso, que caminaba a ciegas sobre tus pantanos.
Que te sigo amando.
Que me gustaría odiarte.
Que en la mitad de mi guerra, pararía el fuego...
... Sólo para hacerte el amor.
Que te sigo amando.
Que la lluvia me esta matando.

Que te amo tanto.

miércoles, noviembre 22, 2006

Esa noche*.*


Se repite en mi cabeza revolviéndolo todo, la idea constante y punzante, que se transforma en convicción al estremecer a mis labios.
Danza en mi mente la idea con la fuerza de un huracán... (pero ya es tarde, ya no sirve de nada)
Palpitante la idea resuena: Debí morir en tus manos, esa noche de frío y locura. Debí morir reflejada en tus pupilas enfermas de amor, de poca comprensión, de abandono.
Debí morir esa noche en tus palabras filosas e hirientes, bajo tu puño sin compasión , debí morir sola con tu poca lucidez.
Y hoy maldigo tu cobardía, hoy que la herida no cierra y se abren tantas nuevas, te maldigo por no tener las agallas para terminar con mi miseria, por no destruir lo poco que quedaba en mí.
Maldigo tus manos, que temblaron y no fueron capaces de oprimir el gatillo, del arma fría descansando en mi sien.
Maldigo tu nombre, que hoy sabe a nada, por darme la oportunidad de mirarme hoy, en este espejo y ver las lesiones de tu odio y de tantos otros, tatuadas en mi piel, hoy aquí, ahora y en 20 años más...
Debí morir esa noche en el infierno insano de tu furia sin razón, debí morir cuando te suplique que lo hicieras.
Tuviste cinco malditas horas para desarmar cada mísera parte de mí... ¿Por qué no me hiciste el favor de terminar con todo?
¡¡Era lo que querías!!
¿Por qué no entendiste que debía morir, que esa era la noche perfecta?
¿Por qué si tu fuego lo consumió todo, no acabo conmigo también? ¿Qué diferencia hay entre golpear con todo el peso de la ira, ultrajar ciego de razón y matar, sólo por destruir? Cada una lleva a la otra... ¿Por qué rompiste la cadena.
Debí morir esa noche, asesinada por tu sombra, pero ya es tarde, ya no sirve de nada.


“La vida me pesa demasiado,

Todo me cansa demasiado”

martes, noviembre 21, 2006

Lo real, lo más grande...


No voy a discutir ni contigo, ni con nadie...
Es amor, aunque te suene sin sentido, amor del grande. Lo sé por que lo siento así, día a día al levantarme y al acostarme, mientras trabajo y en mis descansos...
Es amor del grande, por que a su lado soy eterna, por que su voz al otro lado del teléfono, me lo dice con voz de sabio.
Es amor real, por que supo sobrepasar cada obstáculo que nos puso la vida y siguió luchando incluso cuando los obstáculos fuimos nosotros mismos.
No me digas que es absurdo.
Por que sólo en su vida existo, en la vida que él me regalo, que invento para mí.
Es amor puro, por que lo amo cuando esta pegado a mi cuerpo, tan cerca que ni el aire cabe entre nosotros y cuando estas lejos, tan lejos que mi olfato no te detecta.
Es amor del fuerte, por que el tiempo, el abandono y tanta innecesaria herida, no supieron desgastarlo.
Es amor por que no necesita la aprobación de nadie, por que podría echarme el mundo encima, incluso la parte del mundo que aún me interesa. Existe sólo por que aquí estamos, él y yo, desnudos y vulnerables, los cuerpos, las almas... por que tenemos los mismos sueños y las mismas ganas de hacerlos realidad.No voy a discutir ni contigo ni con nadie, voy a dedicarme única y exclusivamente a amarlo.

lunes, noviembre 20, 2006

4 "U"



“Un asesino de ojos hermosos, hipnotizantes,
con sonrisa de ángel...
Un asesino de manos suaves y cálidas”

¿Qué era lo que me separaba de este hombre? Me pregunté, mientras me miraba a los ojos y sonreía.
¿Por qué renegué tantas veces del inmenso amor que siento por él? Pensé mientras su boca se acercaba a la mía,
volviendo a hacer revolotear a las mariposas que anidan en mi interior.
.-.No hay cámaras lentas en la vida real.-.
¿Por qué he buscado mil vías de escape absurdas y dolorosas, para alejarlo de mí? Si amo su beso y me estremezco bajo sus manos.
No quiero esta vez pensar que es imposible, no quiero huir de este calor que ahora me quema las entrañas, no quiero amarrar mis manos para no tocarte. Hoy de decidido que no quiero nunca más alejarme de ti, ya no hay nada que nos separe, ya no hay fantasmas, no hay nada que temer.
Estamos solos tú y yo, en este mundo maravilloso que siempre construyes para mí...
No hay muros infranqueables para ti, tú vives adentro de ellos, en lo más profundo de mí, tu llenas mis vacíos, tú me haces feliz.
Y te amo, siempre te he amado, tú me enseñaste la paz de amar, amar de verdad aún en la tempestad.
No hay manera más hermosa de morir, morir reflejada en tus ojos.
.-.Killme again, with love, your love.-.
Ahora mi cuerpo tiembla bajo el tuyo, mi piel se estremece al contacto de tu boca, tu lengua quema suavemente cada rincón por el que se desliza.
Ahora el paraíso esta justo bajo mi cuerpo, en tu beso, en tus ojos hipnotizantes.
Ahora tu cuerpo me cobija, me arrulla los sueños que nunca me permití soñar, antes de este ahora eterno y grandioso. Hoy es siempre, perdida en tus ojos al despertar, mientras juegas acariciando mi cabello.Hoy es la vida, ahora para siempre. Tú y yo, en esta casa que es nuestro hogar, lleno de nuestros sueños. Jamás hubo amor más grande, nunca más vida que esta.

domingo, noviembre 19, 2006


HOY HUBIESE SIDO UN BUEN DÍA PA' MANDAR EL MUNDO A LA MIERDA...
PARA GRITAR Y DESARMAR!!!!!!!!!!!!!!!

Tus Muros


Me miraste así de lejos, muy lejos. Ya no te venía bien sonreír, exclamar, desde el hielo. Cavilé sobre el momento, en que mi querida niña se perdió, esa llena de expresiones, de espontaneidad, esa que no podía ocultar la pena, el malestar, la risa, el júbilo. Tus ojos ya no te delatan como antes, ya no son el espejo de tu alma. Sé, mejor que nadie, que tu mundo se destruyo, así de un segundo a otro, pero nunca te vi llorar.
Me contaste lo que pasó, como si hablaras de alguien más, como si el dolor, no hubiese sido tuyo y nunca más tocaste el tema.
Mi niña, hiciste tus murallas de piedra firme, sólo tu interior se derrumbo y nunca dejaste a nadie ver tus escombros ¿Ni siquiera a ti misma? ¿Lloraste sola o simplemente no lo hiciste?.
Tus ojos, tus ojos mi niña están vacíos, congelados, ya no puedo buscar en ellos, no encontraré nada. Mi niña traviesa y dulce ya no existe.
Las imágenes, las palabras, vienen a golpearte, te obligan a enrollarte sobre tus rodillas, echa un nudo, no puedes llorar, las lagrimas no quieren venir a ti, aún te falta el aire, aún el sufrimiento te ahoga; todas las noches lo mismo, ¿No existe otra manera de calmar el dolor y dormir?.
El padecimiento de tu cuerpo te impide levantarte, todas las mañanas el mismo ritual. A duras penas llegas a la ducha ¿El agua aún te reconforta? Talvez no lo suficiente.
¿Qué tan insalvable es lo que se ha quebrado en ti?
¿En que rincón sucio de aquella ciudad dejaste olvidada (a propósito) a la pequeña en ti, esa que amo tanto y te convertiste en esta mujer de nieve y noche, que hoy me mira de lejos?. Distante e impasible la pena de tus ojos, que ya no me sonríen como antes.
Guardo la esperanza, amor, la ilusión que me regalo ese beso que te robé, que cual fantasma del pasado hizo resplandecer tus ojos y me dejo el mismo sabor dulce y ardiente de antes, de siempre.
Te amo, niña dulce, pequeña de risa, de lagrimas de mar.
Te amo, mujer de fuego y de pasión.
Te amo, incluso, mujer distante de hielo.

sábado, noviembre 18, 2006

Mi laberinto*.*.*


Justo antes de que fuera demasiado tarde, decidí terminar con todo el dolor que se ha acumulado, justo antes de que ya no pudiera volver por el mismo umbral por el que entre en este laberinto, frío, húmedo y oscuro, me dije que ya era suficiente que no podía seguir viviendo así, que afuera debía ser primavera, que el calor talvez podría entibiar a mi alma, a mis huesos. Que talvez el sol, secara las lagrimas acumuladas en mi corazón y evitara así que la putrefacción lo carcomiera, pero iba de regreso y me sentí desorientada, empecé a guiarme por tu nombre que había tatuado en las paredes con mi sangre, la que empezó a derramarse ese día y las pequeñas oraciones que te había escrito, en la medida que había avanzado por ese lugar. Breves frases.
No sé si fue el instinto de salvación que todos llevamos a dentro, o que ya te había olvidado. Quizás fue sólo que en este maldito lugar, seguía dando lo mismo que mis ojos estuvieran abiertos o cerrados, igual seguía sin verte, que era igual que estuviera lleno de nada, de vacío, no podía tocarte, que no importaba si me pasaba el día durmiendo o mi lucidez me doliera, seguías siendo un sueño, a ratos gris, a ratos tu odio me alcanzaba y todo se convertía en pesadillas.
Entonces acá estaba yo, después de treinta días caminando, mi instinto me había llevado a un lugar oscuro, como todos los otros, pero lleno, lleno de botellas, que ahogarían mi dolor, recordé entonces que para eso había entrado, para que el alcohol que ahora circulaba en torrentes por mi venas, me ayudará a olvidarte. Pero fue cuando el alcohol se había acabado y fumaba mi último cigarrillo que decidí volver. Seguía en el mismo estado en el que había entrado y con la maldita razón que me obligo a entrar, incrustada en mi corazón.
Entonces me armé de coraje, y empecé el retorno, el retorno a lo mismo, el retorno a cada segundo de esto, parecido a la vida, con olor a muerte. Camine releyendo cada mensaje para ti, cada palabra de mi dolor, en algún momento de locura talvez pensé que al escribir lo que sentía lo sacaba de mí.
Al llegar a la salida encontré tu nombre, junto a un “te amo, no importa que tan profunda sea la herida que abriste en mi, te amo”. El dolor y el amor volvieron a derrumbarme, cerré la puerta que había abierto, para salir al fin de ese lugar, me abracé a tu nombre y volví a llorar y volví a sentir que me moría, empecé de nuevo este camino adentrándome en este laberinto maldito. Había algo bueno que rescatar, ya no debía escribir, sólo leer. Y algo malo, siempre hay algo malo, ya no había alcohol para ahogar las penas y no me quedaba ni un cigarrillo. Y algo peor, el amor, amor mío, sigue intacto en mí, ha crecido aquí.

viernes, noviembre 17, 2006

I Hate You*.*

El odio carcomiendome, el odio por todo lo que te rodea, el odio por tu maldito mundo de fantasias, por todas las cosas que despierta tu sola voz en mi, por todo lo que destruye tu precencia.
¿Cuánto olvidaste? ¿Cuánto tuviste que derrumbar?...
Los años se nos han ido volando y se han llevado todo lo que nos unía, como a las hojas el viento.
Tu rostro se había ido de mi memoria y hoy de pie frente a ti, en silencio y con miedo de reflejarme en tus ojos, todo a vuelto a nacer, el odio, el amor, el pasado, tus manos y tus labios en mis recuerdos. Estos dos vasos medios vacíos que nos separan y el cinismo de estas forzadas sonrisas, que florecen con terror en mis labios, llamando tu nombre, gritando de nuevo, una y mil veces ¡Te odio, amor mío! ¡Te odio!
Fue una mala idea, muy mala, volver a perderme en tu sonrisa...
Creí que el tiempo lo borraba todo, creí que se había desdibujado el amor, creí que sólo quedaba odio en mi para ti, pero me equivoque, siempre me equivoco.

El mundo es muy grande y no quiero volver a encontrarte!!

Sólo dejame decirte, por última vez lo mucho que te odio, amor mío.

lunes, noviembre 13, 2006

Un ángel*.*.*


Se vino volando un día
desde la nada
las alas rotas,
una sonrisa triste
la mirada cansada.
Se negó a ser ángel,
renunció a la calma
No sintió mis ojos
Creyó que nadie lo miraba.
No escucho,
el grito mudo
de mis lagrimas.
Y cuando regreso
todo herido y sin palabras
Yo fuí la única
que lo esperaba.
Me miró de lejos
me sonrió desde el alma.
Y yo cure sus heridas
mientras él me cantaba
Una vieja canción
y mis manos tomaba.
Y se marcho un día...
Se llevo su vacío,
sus pocas ganas...
Sólo reconocí un dejo
de tristeza en su mirada.

domingo, noviembre 12, 2006

Letter


Amor:
Son tantas las palabras que se han ido acumulando, algo se ha callado, algo se ha inundado de muerte, opte por callar a la sinceridad, opte por no dejarme convencer por tu aparente honestidad.
Mi estomago me avisa cierta inquietud. Alguna vez leí por ahí que la sangre de las veredas no se borra. Queda impregnada en las calles, no se limpia si no hasta pasadas muchas lluvias.
No recuerdo si soñé contigo anoche... pero hoy desperté contigo en mi corazón, latiendo obsesivamente, paseándote por mi mente, irremediablemente, doliéndome en los ojos, en las manos, en los labios y en la piel...
Mi instinto no se equivoca... ¿Qué me dirá mi instinto hoy?
Mi herida sigue sangrando, no me basto la lluvia. Comprender que otra vez perdí, que por la herida que me dejaste se me va la vida; que estoy jugando a destruirme, a hacerme mierda. ¿En qué momento, mi único y obsesivo objetivo de vida, se convirtió en destruirme?. No está bien mi amor, gracias por preocuparte, pero es una conducta innata en mi. No es mi grito de auxilio para que vengas a salvarme, no; es sólo que estoy cansada, que talvez quiero vivir así, que encontré cosas que me ayudan a subsistir, que anestesian el dolor constante. Que por desgracia yo no tengo dos opciones de bienestar... Que mi deseo más profundo es que todo acabe pronto.

Te amo. (Y me muero cada día, por eso)

sábado, noviembre 11, 2006

¿Cuándo?



Tu voz para salvarme, siempre, incluso de mis pesadillas recurrentes desde que este caos se desato, como la tormenta de viento que ahora azota mi ventana. Si, tú alguna vez fuiste todo lo que necesite, el por que de los sueños que nunca antes me permití soñar, el abrazo donde consolarme, la boca en donde perderme, las manos para derretir todos los hielos que entumían a mi cuerpo. Si, tú esa noche fuiste mi pasaje al cielo, tu boca aprendiendo los caminos al calor más agobiante... el susurro insistente suplicando cuantificar este amor infinito, que me negué a sentir, el cuerpo amigo, que acogía esta vida, llena de dolores. Y vas y vienes, nunca te pierdes del todo, siempre atento a mi llamado mudo.
Si la vida no nos deparará este destino que conocemos tan bien, ¿seríamos felices? ¿podríamos amarnos tanto, como lo hemos hecho hasta ahora?. Sólo tus manos pueden salvarme siempre, sólo a ti te han llorado mis ojos, en estas noches de frío, por el miedo inmenso de perderte un día para siempre, incluso en esta manera absurda de amor.
Tiene sentido, siempre he buscado algo que me salve de esto que siento, pero eso siempre me daña, sólo tú has hecho lo imposible por no herirme, aunque las condiciones sigan dañándome siempre.
¿Dónde nace tanta injusticia, mi niño?
Por que si conocemos el pecado, no nos hemos perdido nunca, no hemos permitido que la vida nos aleje, siempre hemos luchado por mantenernos en la línea que nos une.
¿Cuándo se acabará este amor?
¿Cuándo podremos luchar por la vida que nos espera a que despertemos, para seguir adelante?¿Qué tan poco nos quedará, el día que nos hayamos perdido por completo?



Ya ves a veces me canso de ser libre
de ser, libre para venderme y caer
muerto donde mi libertad prefiera
siempre al otro lado de tu frontera

lunes, noviembre 06, 2006

Un día...


Un día él decidio creer, que todo lo que le había dicho, no era más que una maldita mentira, decidió creer que yo estaba loca; se rió de mí, a mis espaldas... y me dejo, escondido en las manos de alguna mujer. Conocí el vacío que creí olvidado, de nuevo....
No me hablo, no me pidió una explicación, sólo desaparecio, luego de esparcir mis restos por todo el lugar y enterrarme un cuchillo, mil veces...
Esa es una de las cosas que no puedo olvidar, aunque me he golpeado la cabeza contra esta muralla mil veces...
Nunca fuí tan honesta, nunca tan transparente... Pero eso no sirvio de nada.
¿Es ironico, no?
Y yo sigo encadenada a su recuerdo, ¡MALDITO RECUERDO!

domingo, noviembre 05, 2006

BUTTERFLY


Una bala traspasaba tu cabeza de lado a lado, la sangre corría por el piso, ensuciaba tus alas. Pero en tu rostro había conciliación, tu rostro más iluminado que nunca... ¿acaso al fin habías conseguido descansar de todos tus tormentos?.
No pude llorar por ti, parecía que algo paralizado en mi interior, me impedía la reacción. Acaricié tu cara, te tome las manos, te besé en la frente, como solía hacerlo cuando dormías.
El olor de la pólvora aun lo impregnaba todo. La pistola descansaba junto a tu mano. Una botella de vodka vacía junto a tu cama, restos de los 20 cigarros que te habías fumado, inertes en el cenicero. Tu vientre aún estaba tibio ¡Qué poca paz habitaba entre nosotros! ¡Tanto odio, tanta histeria!. Tus gritos desesperando a mi mente en calma, enloqueciéndome los gritos de todos tus dolores, tu voz de niña entonando a Serrano, y reclamando por mi poca compañía, siempre igual, sin nada que la turbase y el miedo, todos tus repetidos miedos.
Toda la desesperanza de los hombres que me anteceden, recayendo en mis hombros. Ensombreciendo mi destino...
Todo a negro, excepto el pasado compartido. Mis manos tiritan, mi boca intenta articular un “te amo” pero el silencio se a apoderado de mi garganta.
¡Yo no la maté! Grito en mi mente, grito a los policías que me han encontrado con tu sangre en mi pecho, grito al juez que lleva mi caso, ¡Yo no la maté! Grito con la pistola en las manos...
¡Yo no la maté! He gritado durante todos estos años de encierro, en este obscuro y frío lugar, en donde me he roto las manos golpeando las murallas, donde tú me visitas al medio día, vestida de mariposa y posada sobre la cama me miras, con dos grandes ojos de miel y noche y me invitas a acunarte. A dormirme en las caricias de tus alas negras.
La voz nunca ha vuelto, la paz de tu canto nunca a regresado, los sueños no quieren colorearse... ¿Cuántas cosas se murieron contigo?¿Cuánto me quitaste?¿Cuánto te has llevado con tu partida?


¿Y me invitó a morir esa mirada?
Quizá morimos sólo porque nadie
quiere morirse con nosotros,
nadie quiere mirarnos a los ojos.